Las plantas son seres que presentan las características fundamentales de la vida: nacen, crecen, respiran, se alimentan, enferman, se reproducen y mueren. Es por ello que los humanos a menudo nos preguntamos si son susceptibles al dolor.
De acuerdo con la Enciclopedia Britannica, el mundo vegetal no tiene receptores de dolor, nervios ni cerebro, por lo tanto, es imposible que sientan el dolor como las personas o los animales. Sabiéndolo, podemos comernos una pera sin tener miedo a hacerle daño.

Cada planta tiene su mecanismo
No obstante, muchas plantas poseen increíbles habilidades sensoriales que les ayudan en su día a día. Por ejemplo, la venus atrapamoscas puede cerrar sus trampas en aproximadamente medio segundo para atrapar sus presas. Al igual, la mimosa púdica es capaz de cerrar sus hojas al tacto en un intento de asustar a posibles herbívoros.
Por otro lado, también hay especímenes en el mundo vegetal que pueden reaccionar al daño que se les inflige y responder a estos estímulos. Así, la arabidopsis envía señales eléctricas de hoja en hoja cuando es atacada por insectos, como orugas o pulgones. De ese modo, la planta activa sus defensas químicas en respuesta a una destrucción física, que no tiene que ser confundida con el dolor.
"Las plantas tienen capacidades excepcionales para responder a la luz solar, la gravedad, el viento e incluso a pequeñas picaduras de insectos, pero (afortunadamente) sus éxitos y fracasos evolutivos no han sido moldeados por el sufrimiento, sino simplemente por la vida y la muerte", reza el artículo.

¿Qué pasa cuando sufren estrés?
Sin embargo, hace unos años científicos de la Universidad de Tel Aviv (Israel) registraron por primera vez una emisión de sonidos en el aire provenientes de plantas de tomate y tabaco en momentos de estrés, producidos por la falta de agua o el corte del tallo.
Durante el experimento, los investigadores colocaron micrófonos a 10 centímetros de las plantas, que captaron sonidos en el rango ultrasónico de 20 a 100 kilohercios, indetectables para el oído humano, pero que los insectos y algunos mamíferos serían capaces de escuchar e incluso responder de diferentes maneras desde varios metros de distancia. "Estos hallazgos pueden alterar la forma en que pensamos sobre el reino vegetal, que hasta ahora se ha considerado casi silencioso", afirmaron los científicos.

Según los registros, en promedio, las plantas de tomate sometidas a sequía produjeron 35 sonidos por hora y al ser cortadas, 25. Asimismo, las plantas de tabaco produjeron 11 sonidos por hora por falta de agua y 15 cuando les cortaron el tallo. Las plantas que no sufrieron ningún tipo de estrés produjeron menos de un sonido por hora. Además, los científicos analizaron la distinción entre los sonidos emitidos para poder averiguar cuál es el motivo del estrés, basándose únicamente en "los gritos" de cada planta.
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