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El amargo destino del Batallón Colombia, las únicas tropas latinoamericanas que participaron en la Guerra de Corea

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Aunque muchos de los soldados permanecen en el anonimato y sus valientes actos en Asia oriental no están documentados, los supervivientes volvieron a casa para enfrentarse a la indiferencia de su Gobierno y el rechazo.
El amargo destino del Batallón Colombia, las únicas tropas latinoamericanas que participaron en la Guerra de Corea

El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, aseguró este lunes que EE.UU., China y Corea del Norte están de acuerdo "en principio" en declarar el fin formal de la Guerra de Corea (1950-1953). A pesar de que las actividades militares terminaron ya en aquel entonces, todavía no se ha podido poner formalmente el punto final en ese conflicto, en el que, además de las naciones directamente enfrentadas, participaron numerosos países, entre ellos Colombia.

El 25 de junio de 1950 Corea del Norte, con apoyo de China, invadió el sur de la península con el fin de unificarla bajo el Gobierno comunista de Pionyang. Tras la agresión, el Consejo de Seguridad de la ONU pidió a todos los Estados miembros su ayuda para proteger la península; mientras la mayoría de países latinoamericanos se limitaron a dar apoyo diplomático o humanitario, Colombia fue el único que respondió al llamado enviando tropas.

Colombia decidió entrar en la Guerra de Corea cuando el recién elegido presidente Laureano Gómez vio un mayor apoyo económico de EE.UU. para participar directamente como aliado y un medio para "borrar cualquier mala impresión persistente causada entre los responsables políticos de EE.UU. por su anterior actitud de sentimiento antiestadounidense durante la Segunda Guerra Mundial", como relata el historiador David Bushnell en su obra 'The Making of Modern Colombia'.

En un esfuerzo por fomentar las relación del país con EE.UU. y luchar contra la llamada "tiranía comunista", el mandatario aceptó apoyar la intervención en Corea. Sin importar el estado caótico del país en ese momento, que estaba consumido por una guerra civil tras el asesinato, tres años atrás, del líder político Jorge Eliécer Gaitán.

Entre junio de 1951 y julio de 1953, unos 5.100 efectivos colombianos llegaron a Corea del Sur para luchar en la guerra.

El Batallón Colombia

El Gobierno colombiano ofreció una unidad naval a las fuerzas aliadas y dos semanas más tarde agregó a su compromiso un batallón de infantería, que aún no existía. Aceptadas ambas unidades, se dio inicio a la creación del Batallón Colombia, el contingente de soldados que se embarcarían en la primera operación militar del Ejército colombiano en el extranjero.

Debido a la falta de voluntarios algunos de los oficiales y la mayoría de los suboficiales y soldados fueron destinados a Corea por razones ideológicas, por región de origen o simplemente, como lo señaló el corresponsal de guerra en Corea y brigadier general retirado, Gabriel Puyana, para deshacerse de "individuos problemas" para el Gobierno.

Ante el fracaso del voluntariado se decidió convocar a los reservistas. De esta manera se completó el primer contingente del Batallón Colombia, que debía ser de unos 1.100 efectivos.

Después de tres meses de entrenamiento con instructores del Ejército de EE.UU., el Batallón Colombia abordó el USNS Aiken Victory hacia Busan. Aunque los colombianos participaron en varias batallas como Triangle Hill o Geumseong, las acciones más famosas de estas tropas tuvieron lugar en la batalla del Monte Calvo, que duró cerca de diez meses. Hacia el final de este enfrentamiento, las tropas colombianas se vieron superadas por las fuerzas chinas y sufrieron numerosas bajas. A pesar de estas trágicas pérdidas, los aliados lograron contener el ataque chino y los colombianos fueron elogiados por su valor. 

La odisea de los soldados colombianos terminó con 428 heridos, 69 desaparecidos y nunca encontrados, 28 prisioneros canjeados posteriormente y, sobre todo, con los 139 muertos, repatriados posteriormente en urnas, sin embargo, algunas fuentes señalan que el número de bajas y heridos fue superior.

Los soldados olvidados

Aunque muchos de los soldados permanecen en el anonimato y sus valientes actos en Asia oriental no están documentados, los supervivientes del Batallón Colombia volvieron a casa para enfrentarse a otra tragedia: la indiferencia de su Gobierno y el rechazo. Los veteranos se encontraron luchando por el respeto y las oportunidades de trabajo en su país. Tras la guerra, su único reconocimiento público fue participar en la marcha del Día de la Independencia el 20 de julio.

ARC Almirante Padilla (FG 11)

La mayoría de los oficiales que combatieron en Corea llegarían a ocupar altos cargos militares, incluyendo la máxima comandancia del Ejército. Pero, a su regreso a Colombia, no todos tuvieron la misma suerte. "Muchos compañeros míos, que estaban enfermos psicológicamente, murieron en las calles de Bogotá", relató en 2013 a la BBC el sargento mayor retirado Carlos Eduardo Cubillas. "Otros caballeros tuvieron la dicha de tener industrias, fueron muy bien recibidos. Otros compañeros siguieron en el Ejército. Pero la mayor parte de los compañeros han muerto en una forma muy miserable", agregó.

Después de años de lucha para que el Gobierno colombiano cumpliera con sus responsabilidades, en 2001 finalmente se aprobó una ley en la que los veteranos de Corea tienen derecho a una pensión, subsidios de vivienda y dos meses de salario mínimo, pero solo si pueden demostrar que viven en "estado de indigencia". A través de su asociación, ASCOVE, fundada en 1958, los veteranos siguen exigiendo sus derechos y respeto.

A pesar de esto, la participación en la Guerra de Corea dio inicio a la modernización de las Fuerzas Armadas colombianas de conformidad con el modelo estadounidense, lo cual fue muy beneficioso para Colombia, que aprovechó la experiencia de los veteranos para contrarrestar la ofensiva de las guerrillas marxistas que se formaban en el país.

Un episodio violento manchó a los veteranos de Corea, cuando en 1954 se destinó a varios miembros del Batallón Colombia, que acababan de volver de la guerra, a responder a una protesta estudiantil en Bogotá, y estos dispararon indiscriminadamente contra la turba, acabando con la vida de 13 estudiantes. 

Lazos de amistad y reconocimiento

Colombia y Corea del Sur han forjado una estrecha amistad desde el fin de la guerra. Desde 1975 el país asiático maneja un programa de invitación para los veteranos colombianos con el objetivo de mostrarles el estado actual de desarrollo de la península. "A través de este programa, 238 veteranos colombianos visitaron nuestro país", aseguró en junio de este año Ki-Chul Hwang, ministro de Patriotas y Asuntos de Veteranos de Corea del Sur.

El Gobierno surcoreano también lleva a cabo continuamente un programa de becas para apoyar la educación de los descendientes de los veteranos. De igual forma, se ha desarrollado una gran cooperación en términos militares y en los últimos años Seúl transfirió dos corbetas y varios aviones de combate y misiles antiaéreos a Colombia.

En el parque Gyongmyeong, también conocido como parque Colombia, en la ciudad de Incheon, se han celebrado en varias ocasiones actos de conmemoración entre los Gobiernos de ambas naciones. Allí se encuentra ubicado el monumento más importante dedicado a los soldados colombianos que pelearon y murieron a miles de kilómetros de sus hogares, en el primer conflicto bélico de la Guerra Fría.

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