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El pescado consumido en seis estados de la Amazonía brasileña tiene peligrosos niveles de mercurio
Un estudio revela que la minería ilegal deja en los peces dosis de esa sustancia más altas de las consideradas admisibles para la ingesta humana.
Todo el pescado consumido por la población en seis estados de la Amazonía brasileña están contaminados por el mercurio desechado por la minera ilegal, revela un estudio.
La investigación, llevada a cabo por la prestigiosa Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), Greenpeace Brasil y otras oenegés, revela que los pescados que se venden en mercados y ferias ambulantes de 17 municipios presentan una contaminación por encima de los límites considerados aceptables por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por las autoridades sanitarias brasileñas.
☠️ Mercúrio do garimpo ilegal contamina peixes e impacta na saúde de famílias na Amazônia!Estudo indica que 21,3% dos peixes que chegam à mesa das famílias na região têm níveis de mercúrio acima dos limites seguros indicados pela Anvisa.https://t.co/qBDMUsSWcn
— socioambiental (@socioambiental) May 31, 2023
"En promedio, el 21,3% del pescado que se vende en las localidades y que llega a la mesa de las familias de la Amazonía tiene niveles de mercurio por encima de los límites seguros", explica Fiocruz.
En total, fueron analizados 1.010 pescados de 80 especies, recogidos entre marzo de 2021 y septiembre de 2022.
Un problema de salud pública
Los mineros, que trabajan ilegalmente sin descanso para saciar la sed de oro y otros minerales amazónicos, usan el mercurio para separar el metal de otros materiales, luego lo desechan sin el trato adecuado en los ríos, por lo que la sustancia se acumula en los organismos de los peces y en las personas que posteriormente los consumen.
"Este es el primer estudio que evalúa los principales centros urbanos amazónicos repartidos en seis estados. Refuerza la alerta por un tema ya conocido, pero no resuelto, que es el riesgo para la seguridad alimentaria en la Amazonía que genera el uso de mercurio en actividades de minería", destaca Decio Yokota, coordinador del Programa de Gestión de la Información del Iepé, una de los organizaciones participantes.
"Es preocupante que la principal fuente de proteína del territorio, si se ingiere sin control, cause daños a la salud porque está contaminada", agrega. Sobre todo causa alarma entre mujeres embarazadas y niños pequeños.
Un sustancia "neurotóxica"
El estado más afectado es el de Roraima, fronterizo con Venezuela, donde el 40% de los pescados analizados superan la dosis admisible. En segundo lugar está el estado Acre, que hace frontera con Perú y Bolivia, donde el porcentaje no apto para el consumo es de de 36 %.
Aunque no se nota en el sabor, el mercurio es neurotóxico, advierten los investigadores.
"Sabemos que la contaminación es más grave para las mujeres embarazadas, ya que el feto puede sufrir trastornos neurológicos, daños en los riñones y el sistema cardiovascular. Los niños, por otro lado, pueden tener dificultades motoras y cognitivas, incluidos problemas con el habla y el proceso de aprendizaje", advierte Paulo Basta, pesquisador de Fiocruz.
"En general, los efectos son peligrosos, muchas veces irreversibles, los síntomas pueden aparecer después de meses o años de exposición. Es urgente crear políticas públicas para atender a las personas ya afectadas por la contaminación por mercurio y medidas preventivas, para controlar su uso", agrega.
Una lacra para la Amazonía
En el municipio citado como el más crítico, Rio Branco, capital de Acre, las mujeres en edad fértil –el grupo más vulnerable a los efectos de la peligrosa sustancia– "estarían ingiriendo hasta nueve veces más mercurio que la dosis recomendada", advierte el estudio.
La minería ilegal es uno de los graves problemas que azota a la Amazonía brasileña, porque además de contaminar las aguas y generar enfermedades, causa mucha deforestación.
A principios de este año, estalló mediáticamente la crisis sanitaria en la reserva de los yanomami, la mayor de Brasil, donde los 27.000 indígenas que habitan en ella sufren en carne propia efectos de la minería ilegal, como la contaminación de los ríos y la propagación de enfermedades como la malaria.
El gobierno de Lula lanzó un gran despliegue de fuerzas de seguridad para desalojar a las decenas de miles de mineros que operaban furtivamente en esa región del tamaño de Portugal.
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