Un ex primer ministro de Italia afirma que Francia derribó un avión de pasajeros con un misil buscando matar a Gaddafi
Un misil francés derribó accidentalmente un avión de pasajeros en 1980 sobre el mar Mediterráneo, cerca de la isla italiana de Ustica, durante un intento fallido para matar al entonces líder de Libia, Muammar Gaddafi, ha sostenido en una entrevista publicada el pasado sábado el ex primer ministro italiano Giuliano Amato.
Las causas del siniestro, que se llevó la vida de las 81 personas que viajaban a bordo del DC-9 de la compañía italiana Itavia, nunca fueron transparentes. Algunas versiones apuntan a la explosión de una bomba a bordo de la aeronave, mientras que otras señalan que los restos que fueron sacados del fondo marino indican que el avión fue alcanzado por un misil. Al mismo tiempo, los radares habían registrado una "ráfaga de actividad aérea" en esa zona, recoge AP.
"La versión más creíble es la de la responsabilidad de la Fuerza Aérea francesa, en complicidad con los estadounidenses, y que participó en una guerra en el cielo la noche del 27 de junio", explicó Amato. "Querían despellejar a Gaddafi, que volaba en un MiG de su fuerza aérea. Y el plan era simular un ejercicio de la OTAN, con muchos aviones en acción, en el curso del cual se dispararía un misil contra el líder libio: el ejercicio era un montaje que permitiría hacer pasar el ataque por un accidente involuntario", precisó.
No obstante, Gaddafi, que regresaba a Trípoli después de una reunión en Yugoslavia, fue advertido sobre el peligro por el fallecido líder socialista italiano Bettino Craxi y por ese motivo no subió a su avión. Según precisó, el misil, que igualmente fue lanzado y acabó impactando en un avión lleno de civiles, presuntamente fue disparado por un avión de combate francés que había despegado de un portaviones, posiblemente frente a la costa sur de Córcega.
¿Responsabilidad de Francia?
Después de la tragedia, el Gobierno francés, el estadounidense y los funcionarios de la OTAN negaron cualquier actividad militar en los cielos sobre el mar Mediterráneo esa noche. Amato —quien fue el presidente del Consejo de Ministros de Italia en dos ocasiones—, durante su último mandato en 2000, decidió escribir a los entonces mandatarios de EE.UU. y Francia, Bill Clinton y Jacques Chirac, para intentar animarlos a arrojar luz sobre lo sucedido con el avión civil italiano. Sus cartas no recibieron ninguna respuesta, sino un "silencio total", ha revelado el político.
No obstante, Amato insiste en que París sí tiene la responsabilidad de lo sucedido. Así, el ex primer ministro italiano señala que el actual presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien era un niño cuando ocurrió la tragedia, ahora podría refutar o confirmar su afirmación sobre la causa del siniestro, indicó Amato.
"Me pregunto por qué un presidente joven como Macron, aunque ajeno a la tragedia de Ustica, no querría eliminar la vergüenza que pesa sobre Francia", dijo. "Y solo puede eliminarla de dos maneras: demostrando que esta tesis es infundada o, una vez verificada la fundamentación (de la tesis), ofreciendo las más profundas disculpas a Italia y a las familias de las víctimas en nombre de su Gobierno", concluyó.