
WP: EE.UU. y China se acercan a una ruptura económica total

La tensión comercial entre Estados Unidos y China ha alcanzado un nuevo punto crítico, acercando a las dos mayores potencias del mundo a una ruptura económica sin precedentes, advierte The Washington Post.
El presidente Donald Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, se niegan a dar marcha atrás en una guerra comercial que se ha convertido en un peligroso juego de resistencia, con consecuencias potencialmente devastadoras para la economía global y un aumento del riesgo de conflicto directo entre Washington y Pekín.
Una semana después de que los aranceles de Trump sacudieran los mercados internacionales, EE.UU. redobló sus ataques, enfocando ahora su estrategia en una confrontación directa con China. Lo que comenzó como una cruzada contra los abusos comerciales extranjeros ha evolucionado hacia una batalla que podría redefinir el equilibrio del comercio global.

Analistas y fuentes cercanas al liderazgo chino comentaron al citado periódico que, más allá del pánico bursátil, existe una preocupación más profunda: la imprevisibilidad de los pasos tempranos de Trump y la falta de canales diplomáticos activos entre ambos países que desde enero han reducido drásticamente las posibilidades de reconducir la relación.
Esta desconexión amenaza con eliminar uno de los principales mecanismos de contención entre las dos superpotencias; el concepto de 'desacoplamiento' —la desvinculación comercial y de inversiones entre EE.UU. y China— podría convertirse en una realidad.
"Aunque Pekín se había preparado para una posible escalada arancelaria, a los diplomáticos chinos les pilló desprevenidos la velocidad y la escala de las acciones de la semana pasada", indica The Washington Post citando a fuentes familiarizadas con las conversaciones internas en el Gobierno chino.
La ruptura de los lazos, que durante décadas han sido un pilar de estabilidad en una relación diplomática tensa, tendría implicaciones profundas en la economía mundial y, según expertos, podría aumentar significativamente las probabilidades de un conflicto armado.
Mientras la Administración de Trump asegura que el giro repentino en la implementación de aranceles fue una maniobra estratégica para presionar a Pekín, los funcionarios chinos han dejado claro que están preparados para una batalla prolongada. Un grupo de altos funcionarios ya trabaja en medidas de represalia, incluidas tasas dirigidas a sectores específicos de EE.UU. y restricciones a empresas estadounidenses.
A pesar de todo, China sigue enviando señales de que está dispuesta a dialogar si la Casa Blanca opta por reabrir el camino diplomático. "Los funcionarios chinos —tanto en público como en privado— dejan saber que la puerta de Pekín sigue abierta a un acuerdo con la Administración Trump", señala el periódico.