
Los 'nuggets' y las patatas fritas causan depresión y afectan a la salud mental

El cerebro humano puede estar acumulando microplásticos de alimentos ultraprocesados que podrían estar influyendo en el aumento de la depresión, la ansiedad y las alteraciones del sueño, revelan científicos en cuatro artículos al respecto publicados el martes en la revista Brain Medicine.
Datos científicos
Se señala que en el cerebro humano puede acumularse un volumen de microplásticos comparable al de una cuchara. Los investigadores afirman que una proporción significativa de estas partículas acaba dentro del organismo al ingerir productos como patatas fritas, alimentos precocinados, bebidas azucaradas, mientras que en muchos países el consumo de este tipo de comida no hace más que aumentar.
Además, los autores también han registrado que las personas diagnosticadas con demencia presentan niveles de microplásticos en el cerebro entre 3 y 5 veces superiores a los de las personas con buena salud.

"Con especial atención al sistema nervioso central, los microplásticos y nanoplásticos pueden inducir estrés oxidativo, lo que puede causar daños celulares y aumentar la vulnerabilidad a los trastornos neuronales", señalan los científicos.
Se explica que la razón de la elevada concentración de microplásticos en los alimentos ultraprocesados suele deberse a cómo son procesados y envasados.
Los autores también proponen crear un índice especial de microplásticos en las comidas, que ayudaría a estimar el nivel de riesgo individual dependiendo de la dieta. Por ejemplo, los 'nuggets' de pollo tienen 30 veces más microplásticos por gramo que las pechugas de pollo.
La relación entre el consumo de alimentos ultraprocesados y una peor salud mental se confirma estadísticamente: quienes consumen este tipo de alimentos tienen un 22 % más de riesgo de sufrir depresión, un 48 % más de ansiedad y un 41 % más de trastornos del sueño.
"Somos lo que comemos"
Los científicos insisten en que hacen falta más investigaciones para llegar a conclusiones definitivas, pero ya es posible que medidas como reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y controlar los niveles de microplásticos en los alimentos contribuyan a preservar la salud mental. "Al fin y al cabo, somos lo que comemos", concluyó el doctor Nicholas Fabiano de la Universidad de Ottawa, el responsable de la redacción del borrador original.
Anteriormente, los investigadores de la Universidad de Texas en Arlington descubrieron que las plantas de tratamiento de aguas residuales convencionales no están diseñadas para eliminar eficazmente los microplásticos, por lo que estos se pueden filtrar en los sistemas de agua potable.