Médicos de una clínica psiquiátrica ambulatoria en Países Bajos reportaron el inusual caso de una mujer que confundía rostros humanos con dragones.
Según la paciente, las caras de la gente, normales en un principio, "se volvían negras, les crecían orejas largas y puntiagudas y hocico sobresaliente, mostraban una piel de reptiloide y ojos enormes y brillantes de color amarillo, verde, azul o rojo", recoge LiveScience. La mujer confesó experimentar este tipo de visiones desde la infancia.
Los médicos sometieron a la mujer a análisis de sangre, una electroencefalograía y un examen neurológico, cuyos resultados fueron normales.
Fue solo después de una resonancia magnética que se pudo conocer que la mujer tenía varias lesiones cerca del núcleo lentiforme. Los daños en esta región cerebral suelen manifestarse en alteraciones cognitivas.
Las lesiones, que según el informe médico no eran recientes, podrían haber sido causadas por pequeñas rupturas de capilares sanguíneos. Aunque la electroencefalografía mostraba resultados normales, los médicos sospechaban que las alucinaciones podían ser causadas por una actividad eléctrica inusual en partes del cerebro que procesan colores y el reconocimiento facial.
Los especialistas sostienen que los daños revelados, presentes desde el nacimiento probablemente por una falta de óxigeno en el parto, podrían haber sido el desencadenante de las anomalías en la actividad eléctrica cerebral.
Raro padecimiento
Basados en dicha teoría, los médicos diagnosticaron a la mujer con una forma de prosopometamorfopsia, una afección poco común que altera la percepción de los rostros humanos, haciendo que sus rasgos se presenten completamente distorsionados.
El raro padecimiento ha sido reportado solo 81 veces en los últimos 100 años de literatura médica.
La prosopometamorfopsia normalmente se asocia con cambios en la estructura y trastornos de la actividad cerebral tales como epilepsia, migraña y accidente cerebrovascular.
Tratamiento
La mujer fue tratada con ácido valproico, un medicamento para convulsiones y migrañas que logró controlar sus visiones. Sin embargo, poco después la mujer comenzó a experimentar alucinaciones de sonidos de explosiones mientras dormía.
Entonces, los médicos decidieron cambiar el régimen de la paciente a rivastigmina, un medicamento que se usa para tratar síntomas de demencia causados por el alzhéimer y el párkinson.
Tras tres años con este tratamiento, la mujer por fin pudo estabilizar su vida, mejorando sus relaciones sociales, afectadas por su particular percepción de las personas.
En los trastornos por prosopometamorfopsia se suelen observar distorsiones que vuelven las caras más "demoníacas", aunque en el caso de esta paciente no se sabe qué ha provocado esa percepción reptiliana tan específica.