Actualidad
¿Sería el califato de Estado Islámico un arma geoestratégica de EE.UU. contra los BRICS?
La expansión del recién proclamado Estado Islámico podría coincidir con los objetivos estratégicos de EE.UU. de contener a ciertos miembros del BRICS (Rusia, China y la India). La razón clave es la presencia de comunidades musulmanes en estos países.
El rápido avance del antiguo grupo radical EIIL en Irak y partes de Siria —ahora conocido como el califato del Estado Islámico— deja de sorprender cuando uno analiza una de las posibles estrategias de expansión de esta agrupación en la región, opina el profesor de ciencias políticas y sociales mexicano Alfredo Jalife-Rahme en su artículo en el sitio web Voltaire.net.
El papel de EE.UU. en el desarrollo de esta situación es importante, según el analista. Provocó dos guerras contra Irak y derrocó el Gobierno de Saddam Hussein, quien, a pesar de ser suní, respetaba a los chiíes de Irak y disfrutaba de su apoyo. Tras desestabilizar Irak, EE.UU. intervino en el conflicto en Siria suministrando armas y apoyando políticamente a la oposición armada que lucha contra el Gobierno sirio.
Cabe recordar que inicialmente EE.UU. apoyaba a todos los grupos de milicianos en Siria, entre ellos el propio EIIL, que se convirtió posteriormente en Estado Islámico.
La creación de un nuevo foco de radicalismo islámico con intenciones de incorporar varios territorios de Oriente Medio y un ambicioso plan de dominio regional puede tener, según Jalife-Rahme, importantes repercusiones para tres miembros concretos del BRICS: Rusia, China y la India. En esos tres países viven importantes minorías musulmanas, en su mayoría suníes, la misma rama de islam que profesan los integrantes de Estado Islámico.
Además del factor nacional y religioso, estas regiones suelen albergar considerables yacimientos de hidrocarburos (como Sinkiang en China) y de otros recursos minerales (como Kazajistán), y cualquier tipo de inestabilidad en esas zonas perjudicaría la economía de sus países, afirma Jalife-Rahme.
"Cabe entonces que nos preguntemos: ¿forman parte del 'cuartel mundial' de Occidente el nuevo califato del siglo XXI y su yihad global contra los BRICS?", concluye el profesor.
EE.UU. fomentó la desestabilización en la región
Irak lleva ya 34 años ininterrumpidos de guerras externas (contra Irán y contra EE.UU.), que ahora se transforman en un conflicto étnico y religioso interno —algo reminiscente de las guerras europeas del siglo XVII— en el que la división entre los chiíes y los suníes podría cruzar las fronteras de los países de la región, afirma el experto.El papel de EE.UU. en el desarrollo de esta situación es importante, según el analista. Provocó dos guerras contra Irak y derrocó el Gobierno de Saddam Hussein, quien, a pesar de ser suní, respetaba a los chiíes de Irak y disfrutaba de su apoyo. Tras desestabilizar Irak, EE.UU. intervino en el conflicto en Siria suministrando armas y apoyando políticamente a la oposición armada que lucha contra el Gobierno sirio.
Cabe recordar que inicialmente EE.UU. apoyaba a todos los grupos de milicianos en Siria, entre ellos el propio EIIL, que se convirtió posteriormente en Estado Islámico.
La creación de un nuevo foco de radicalismo islámico con intenciones de incorporar varios territorios de Oriente Medio y un ambicioso plan de dominio regional puede tener, según Jalife-Rahme, importantes repercusiones para tres miembros concretos del BRICS: Rusia, China y la India. En esos tres países viven importantes minorías musulmanas, en su mayoría suníes, la misma rama de islam que profesan los integrantes de Estado Islámico.
Los planes del califato prevén oponerse a los BRICS
Estado Islámico ha proclamado que aspira a controlar en cinco años casi todo el Gran Medio Oriente, un concepto que incluye, según la interpretación del grupo, el Cáucaso Norte (perteneciente a Rusia), partes de la India y la Región Autónoma Uigur de Sinkiang, en el oeste de China. Sus planes también incluyen Kazajistán, un país importante para el comercio y la seguridad de la región que limita con Rusia y China, recuerda el experto.Además del factor nacional y religioso, estas regiones suelen albergar considerables yacimientos de hidrocarburos (como Sinkiang en China) y de otros recursos minerales (como Kazajistán), y cualquier tipo de inestabilidad en esas zonas perjudicaría la economía de sus países, afirma Jalife-Rahme.
"Cabe entonces que nos preguntemos: ¿forman parte del 'cuartel mundial' de Occidente el nuevo califato del siglo XXI y su yihad global contra los BRICS?", concluye el profesor.
comentarios