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El plan maestro de China: ¿Bases militares o ascenso pacífico?
Los crecientes intereses económicos globales de China podrían conducir a una ampliación de su presencia militar en el extranjero y de sus capacidades bélicas. Al menos, eso temen sus principales competidores.
La cuestión ha sido planteada por distintos responsables políticos, académicos y estrategas, ya que el crecimiento económico de China depende de su capacidad de acceso a la energía a través de las rutas marítimas y los mercados de ultramar.
El argumento más común es que, a medida que China continúa invirtiendo en los mercados en desarrollo y los exportadores de recursos, como Sudán del Sur, y se vuelve más dependiente del petróleo extranjero y de la energía, sobre todo de los productores de Oriente Medio, buscará gradualmente proteger esos intereses con fuerza militar, explica 'The Interpreter'.
Esta estrategia seguiría el patrón de otras grandes potencias a lo largo de la historia que han tendido a extender su presencia bélica en aquellos lugares donde se encuentran sus intereses económicos. La teoría que se cita a menudo es la de la 'cadena de perlas', planteada en un informe de Booz Allen Hamilton en 2004, y que sigue esta lógica cuando predice que China, en pos de asegurar el flujo de energía a través del Océano Índico, hará uso de sus "relaciones comerciales y de seguridad para establecer una serie de instalaciones militares en el sur de Asia".
Según recoge el investigador del International Security Program Brendan Thomas-Noone, un informe reciente del Instituto de Estudios Estratégicos Nacionales sostiene que, basándose en la comprensión de los principios de la política exterior de China a largo plazo, no hay argumentos para pensar que el gigante asiático vaya a seguir la estrategia de la 'cadena de perlas'.
Por el contrario, según Thomas-Noone, es mucho más probable que Pekín vaya a poner en práctica una estrategia de "instalaciones de doble uso logístico", en la que sus bases en el extranjero ofrezcan "servicios médicos, espacio de almacenamiento refrigerado para frutas y hortalizas frescas, sitios de descanso y recreación, una estación de comunicaciones e instalaciones de reparación de buques". Esto implicaría una presencia militar y de seguridad mucho menor y de menor despliegue que la 'cadena de perlas' u otra de las tantas predicciones sobre el futuro de las bases de la Armada china en el extranjero.
El informe señala que "dada la propia imagen de China como un campeón del mundo en desarrollo y una alternativa real a otras potencias mundiales, es muy poco probable que persiga un modelo que implique tener grandes bases militares en el extranjero o extensas redes de instalaciones en territorio soberano de otros estados".
Además, Thomas-Noone deja claro que más allá del argumento de que es poco probable que China viole los principios de su política exterior y de defensa, "hay una razón aún más fuerte por la que China no establecerá este tipo de bases en el extranjero: representan una amenaza para la imagen de China como potencia pacífica en ascenso y podrían poner en peligro su crecimiento en el futuro si la comunidad internacional interpreta tales bases como pruebas de sus malignas intenciones a largo plazo", asegura el informe.
El argumento más común es que, a medida que China continúa invirtiendo en los mercados en desarrollo y los exportadores de recursos, como Sudán del Sur, y se vuelve más dependiente del petróleo extranjero y de la energía, sobre todo de los productores de Oriente Medio, buscará gradualmente proteger esos intereses con fuerza militar, explica 'The Interpreter'.
Esta estrategia seguiría el patrón de otras grandes potencias a lo largo de la historia que han tendido a extender su presencia bélica en aquellos lugares donde se encuentran sus intereses económicos. La teoría que se cita a menudo es la de la 'cadena de perlas', planteada en un informe de Booz Allen Hamilton en 2004, y que sigue esta lógica cuando predice que China, en pos de asegurar el flujo de energía a través del Océano Índico, hará uso de sus "relaciones comerciales y de seguridad para establecer una serie de instalaciones militares en el sur de Asia".
China podría actuar de manera diferente
Según recoge el investigador del International Security Program Brendan Thomas-Noone, un informe reciente del Instituto de Estudios Estratégicos Nacionales sostiene que, basándose en la comprensión de los principios de la política exterior de China a largo plazo, no hay argumentos para pensar que el gigante asiático vaya a seguir la estrategia de la 'cadena de perlas'.
Por el contrario, según Thomas-Noone, es mucho más probable que Pekín vaya a poner en práctica una estrategia de "instalaciones de doble uso logístico", en la que sus bases en el extranjero ofrezcan "servicios médicos, espacio de almacenamiento refrigerado para frutas y hortalizas frescas, sitios de descanso y recreación, una estación de comunicaciones e instalaciones de reparación de buques". Esto implicaría una presencia militar y de seguridad mucho menor y de menor despliegue que la 'cadena de perlas' u otra de las tantas predicciones sobre el futuro de las bases de la Armada china en el extranjero.
El informe señala que "dada la propia imagen de China como un campeón del mundo en desarrollo y una alternativa real a otras potencias mundiales, es muy poco probable que persiga un modelo que implique tener grandes bases militares en el extranjero o extensas redes de instalaciones en territorio soberano de otros estados".
Además, Thomas-Noone deja claro que más allá del argumento de que es poco probable que China viole los principios de su política exterior y de defensa, "hay una razón aún más fuerte por la que China no establecerá este tipo de bases en el extranjero: representan una amenaza para la imagen de China como potencia pacífica en ascenso y podrían poner en peligro su crecimiento en el futuro si la comunidad internacional interpreta tales bases como pruebas de sus malignas intenciones a largo plazo", asegura el informe.
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