Miles de inmigrantes en EE. UU. podrían repetir destino de la niña guatemalteca deportada
La familia de Emily Ruiz, una niña de 4 años, ahora puede sentirse tranquila después de haber pasado por la pesadilla de la deportación de la menor desde Estados Unidos a Guatemala.
Sin embargo, este caso ha indignado a la sociedad. La pregunta es ¿cómo es que una menor pudo ser expulsada de su patria? Según el representante legal de la familia Ruiz, David Sperling, la respuesta radica en una serie de circunstancias.
“El problema ocurrió porque las autoridades federales del aeropuerto Dulles en Washington D.C. confundieron a Emily con una persona indocumentada y la enviaron de vuelta a Guatemala. ¡Esto es una injusticia! Las autoridades migratorias no tenían jurisdicción alguna sobre el tema porque Emily es estadounidense, sin embargo, la deportaron”, explica Sperling.
El drama de esta pequeña comenzó en marzo, cuando tras pasar unos meses en Guatemala para recibir un tratamiento contra el asma regresó a Estados Unidos con su abuelo materno que tiene un visado de trabajo temporal. Pero a Emily, a pesar de haber nacido en territorio estadounidense y ser ciudadana de ese país, la trasladaron a un centro especial de custodia para menores. Para no dejar sola a la niña, el anciano no tuvo otra salida que volver con ella a Guatemala. Inmediatamente, el padre de Emily, un inmigrante indocumentado en EE. UU., buscó ayuda de algunos abogados quienes iniciaron los trámites de repatriación de la menor.
Las autoridades migratorias lejos de admitir su error aseguran que dieron a Emily la opción de reencontrarse con sus padres. En un comunicado público declararon que se “esfuerzan por reunir con sus padres a niños que son ciudadanos estadounidenses. En este caso, los tutores tuvieron la oportunidad de recoger a su hija, pero escogieron que regresara a Guatemala con su abuelo.”
Pero, según especialistas en leyes estadounidenses, esta alternativa encierra en sí misma una trampa. José Gabilondo, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Internacional de Florida, afirma que si los padres (indocumentados) se presentaban a buscar a la menor en una oficina de migraciones, se hacían automáticamente candidatos a ser arrestados y deportados.
Otros expertos consideran que el caso de Emily y su familia no es único en su tipo. “No podemos deportar a los padres y dejar a los hijos sin familia simplemente porque son indocumentados. Estas autoridades no creen en la Constitución. Es increíble que Inmigración sea capaz de hacer esto”, dice David Sperling.
El Consejo Nacional de la Raza, la principal organización hispana de Estados Unidos, asegura que en el país viven unos 12 millones de indocumentados y teniendo en cuenta esta enorme cifra la posibilidad de que se repitan estas situaciones aumenta.
Al mismo tiempo, unos 5 millones de niños estadounidenses son hijos de inmigrantes sin documentos. Tal como les pasó a Emily Ruiz y su familia, cada vez podrían ser más los que se sientan vulnerables ante las deportaciones y vivan pensando en que cualquier día podría ser el último en territorio norteamericano.