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Rusia y EE.UU. reanudarán las consultas sobre el escudo antimisiles en Europa
El ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, propuso al jefe del Pentágono, Chuck Hagel, reanudar las consultas regulares sobre el despliegue del escudo antimisiles estadounidense en Europa. El Pentágono ha apoyado esta iniciativa.
En una llamada telefónica a Hagel, el ministro rusoplanteó que relanzar el diálogo entre Moscú y Washington respecto a las cuestiones de seguridad, incluido el problema de la defensa antiaérea en Europa, es una necesidad vital. Propuso, además, a su homólogo estadounidense aprovechar los espacios de la conferencia del 24 de mayo en Moscú sobre la seguridad europea -donde participarán los ministros de Defensa de todos los estados miembros de la Alianza Atlántica- para hacer una reunión del Consejo Rusia-OTAN.
"No debe haber un fallo o un caos en un diálogo entre ministerios de Defensa de dos grandes potencias", sostuvo el político ruso.
"El ministro Shoigú expresó su deseo de reanudar las conversaciones con EE.UU. en materia de defensa antimisil a nivel de viceministros. El ministro Hagel aceptó la propuesta y dijo que esta es una parte importante de las relaciones entre EE.UU. y Rusia", reza un comunicado del Pentágono.
El escudo antimisiles de EE.UU. en Europa siempre ha sido un punto de controversia entre Moscú y Washington. Rusia considera este programa como una violación de todos los acuerdos firmados entre los dos países. La situación pareció cambiar en noviembre de 2010, cuando en la cumbre de Lisboa Rusia y la OTAN acordaron colaborar en la defensa antimisiles para Europa. Sin embargo, las negociaciones se vieron entorpecidas por la renuencia de EE. UU. a presentar garantías jurídicas de que el sistema que pretende desplegar en Europa no va dirigido contra las fuerzas estratégicas rusas.
LEER MÁS: El escudo antimisiles, una historia de 'largo alcance'
El actual plan de la Administración de Barack Obama para Europa prevé que el escudo antimisiles de la OTAN esté compuesto por un avanzado radar de alerta temprana en Turquía, antimisiles SM-3 IIA interceptores instalados a bordo de fragatas con base en el Mediterráneo, 24 misiles interceptores en Polonia y otros tantos en Rumanía.
Sin embargo, la situación volvió a cambiar el pasado 15 de marzo cuando Hagel anunció que Washington desplegará 14 misiles interceptores en Alaska en respuesta a la creciente amenaza de armas nucleares de Corea del Norte y, para conseguirlo, cancelará sus planes de finalizar el despliegue de sus complejos antimisilísticos en Polonia y, posiblemente, en Rumanía para finales de esta década. Además, Washington presentó a Rusia una serie de nuevas propuestas para el problema del escudo antimisiles.
"No debe haber un fallo o un caos en un diálogo entre ministerios de Defensa de dos grandes potencias", sostuvo el político ruso.
"El ministro Shoigú expresó su deseo de reanudar las conversaciones con EE.UU. en materia de defensa antimisil a nivel de viceministros. El ministro Hagel aceptó la propuesta y dijo que esta es una parte importante de las relaciones entre EE.UU. y Rusia", reza un comunicado del Pentágono.
El escudo antimisiles de EE.UU. en Europa siempre ha sido un punto de controversia entre Moscú y Washington. Rusia considera este programa como una violación de todos los acuerdos firmados entre los dos países. La situación pareció cambiar en noviembre de 2010, cuando en la cumbre de Lisboa Rusia y la OTAN acordaron colaborar en la defensa antimisiles para Europa. Sin embargo, las negociaciones se vieron entorpecidas por la renuencia de EE. UU. a presentar garantías jurídicas de que el sistema que pretende desplegar en Europa no va dirigido contra las fuerzas estratégicas rusas.
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Sin embargo, la situación volvió a cambiar el pasado 15 de marzo cuando Hagel anunció que Washington desplegará 14 misiles interceptores en Alaska en respuesta a la creciente amenaza de armas nucleares de Corea del Norte y, para conseguirlo, cancelará sus planes de finalizar el despliegue de sus complejos antimisilísticos en Polonia y, posiblemente, en Rumanía para finales de esta década. Además, Washington presentó a Rusia una serie de nuevas propuestas para el problema del escudo antimisiles.
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