Economía
Tiembla la eurozona: Francia entra en recesión al sufrir una caída del PIB del 0,2%
El producto interior bruto (PIB) de Francia mostró entre enero y marzo de 2013 un decrecimiento por segundo trimestre consecutivo. Estadísticamente, eso significa que la economía francesa ha entrado en recesión, admiten los expertos.
Según computó el Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos (INSEE), en el primer trimestre el PIB tenía una dinámica negativa del 0,2%. "La producción total está en punto muerto", señalaron los expertos en un comunicado al respecto.
En Francia se registró una leve diminución en la producción industrial y la construcción. En el sector servicios hubo un estancamiento, mientras que en el del transporte la caída fue del 2,1%. Solo el refinamiento de petróleo recuperó en parte las pérdidas del trimestre anterior.
Los datos contrastan con el pronóstico publicado por el Banco de Francia a principios de abril, o sea al término del período analizado por el INSEE. Sus directores aseguraron a través de un comunicado que Francia, pese a las tendencias desalentadoras en el resto de Europa, sería capaz de evitar la recesión.
Teniendo en cuenta el peso que tiene este país en el marco internacional, no es ninguna buena señal para la economía mundial, advierte el investigador del Instituto Complutense de Estudios Internacionales, Luís Buendía.
En Francia se registró una leve diminución en la producción industrial y la construcción. En el sector servicios hubo un estancamiento, mientras que en el del transporte la caída fue del 2,1%. Solo el refinamiento de petróleo recuperó en parte las pérdidas del trimestre anterior.
Los datos contrastan con el pronóstico publicado por el Banco de Francia a principios de abril, o sea al término del período analizado por el INSEE. Sus directores aseguraron a través de un comunicado que Francia, pese a las tendencias desalentadoras en el resto de Europa, sería capaz de evitar la recesión.
Teniendo en cuenta el peso que tiene este país en el marco internacional, no es ninguna buena señal para la economía mundial, advierte el investigador del Instituto Complutense de Estudios Internacionales, Luís Buendía.
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