Guía de 5 puntos sobre la violencia policial en Cataluña (y el silencio de los medios de comunicación)
1. "¡Qué está intentando apagar el fuego"
Un vecino, normal, como usted o yo, camina por la calle con un cubo de agua con ánimo de apagar un fuego acaecido durante las protestas en Cataluña cuando una furgoneta de la Policía llega a sus proximidades y se detiene de forma violenta. Las puertas se abren y comienzan a bajar policías antidisturbios —con cascos, protecciones, chalecos y porras—. La escena se desarrolla en escasos segundos. El hombre, perplejo, alza su brazo izquierdo levemente y con la mano pide calma mientras con la otra mano —la derecha— deja caer el cubo: pretende mostrar su ya más que evidente actitud pacífica. Es tarde. Uno de los policías ya le está embistiendo con violencia. El golpe es de tal intensidad que lo desplaza casi dos metros.
Esta noche en Girona, un hombre ha ido a apagar un fuego con un cubo y varios policías nacionales le han pegado una paliza. Un hombre que no tenía nada que ver con las protestas. Es demencial la extrema violencia con la que está actuando la policía en Cataluña.MÁXIMA DIFUSIÓN pic.twitter.com/5ZHOPHrL7G
— Superwoman Roja (@superwomanroja) October 18, 2019
El policía que le ha embestido le sujeta. Son solo dos segundos, pero ya hay tres policías más para reforzar a su compañero. El hombre levanta las brazos para volver a demostrar su actitud pacífica. Los vecinos gritan "¡Eh!, ¡eh!, ¡eh!". Pero es tarde. El hombre ya está en el suelo y los porrazos han comenzado a caer. "¡Qué está intentando apagar el fuego, cabrón!", grita otra vecina. Da igual. Se lo llevan detenido. "Pero ¿por portar un cubo de agua?", pregunta estupefacta otra vecina. Personas normales, como cualquiera de nosotros. Incluso varios ancianos protestan ante la salvaje e injusta acometida policial.
La resolución judicial del 'Procés', con penas de entre 9 y 13 años, no ha sido comprendida por casi nadie. Para los más ultraderechistas ha sabido a poco, cuando no ha sido una traición, y para los más demócratas ha sido todo un exceso, cuando no, una manifiesta injusticia. Tras la sentencia, más de una semana de protestas y disturbios, que todavía continúan, en Cataluña. Masivas protestas mayoritariamente pacíficas y numerosos disturbios protagonizados por minorías violentas.
Las protestas y la paralización de Cataluña dejan ahora mismo la sensación de callejón sin salida, consecuencia directa de la vía elegida por España para resolver el problema: armas policiales y jurídicas empleadas en un contexto bélico en lugar de urnas. Con la lógica bélica, la Justicia española ha parecido en todo momento más un consejo de guerra que un juzgado ordinario y, en estos días, los policías parecen más soldados librando una batalla que policías conteniendo actos y manifestantes violentos.
2. "¿Qué estáis haciendo? ¡Es un fotógrafo!"
Un hombre camina esposado y agachado por la fuerza de los policías que casi lo arrastran. "Por favor, por favor…" pide el detenido. Le arrodillan y le tumban. "¿Qué estáis haciendo? ¡Es un fotógrafo!", dice uno de los muchos fotoperiodistas que rodean la escena, mientras muchos graban la detención. No importa. "Por favor, por favor, que es un periodista de El País", reclama el compañero por ver si ello sirve como salvaguarda. "¡Me estáis haciendo daño!", protesta él.
Los medios de comunicación españoles también están manteniendo una lógica bélica en todo momento. Ni tan siquiera la detención de un fotoperiodista de El País ha cambiado un ápice esta actitud.
Me han pasado este vídeo de la detención de un peligroso delincuente, estupenda labor policial, medallas y pensiones como las del comisario Villarejo para estos agentes. Es el compañero Albert García pic.twitter.com/gSczlQxy00
— uly martin (@UlyMartin) October 18, 2019
En un programa matinal, Ana Rosa Quintana entrevista a una mujer completamente exaltada y desencajada con una clara tendencia ideológica. La conocida presentadora no solo no interrumpe el espectáculo, muy alejado de la ética periodística, sino que incluso llega a posicionarse y a firmar que tiene la razón.
En un programa de tarde de otro canal, Marta Flich conecta con una reportera y bajo el rótulo 'Nuestra reportera sufre el ataque de los radicales' esta relata que los manifestantes están gritando 'Independencia', 'libertad presos políticos' y 'prensa española manipuladora'. La periodista aparece circunspecta y la reportera abatida.
Ana Rosa Quintana, ejemplo del periodismo serio y riguroso que se practica en España. Aquí un análisis profundo, sosegado, riguroso y contrastado sobre lo que sucede en Catalunya.(Modo ironía)Pd: Se recomienda visionar con una bolsa, por si alguien quiere vomitar. pic.twitter.com/EVtf2cZdl4
— Luis Gonzalo Segura (@luisgonzaloseg) October 18, 2019
Solo son dos ejemplos que muestran cómo los medios de comunicación españoles hace mucho que abandonaron el rigor periodístico para integrarse en las filas del 'periodismo de combate' al servicio del Estado. Por lo normal, no solo hay una total ausencia de críticas a la violencia policial, sino que incluso se llega a presionar para aplicar medidas más contundentes, incluso el estado de excepción.
¡No puedo informar!-Unos gritan ‘libertad presos políticos’.-Otros gritan ‘independencia’.-Y otros gritan ‘prensa española manipuladora’.¡Qué desazón, por favor, qué sufrimiento!pic.twitter.com/iTE56iO9x7
— Luis Gonzalo Segura (@luisgonzaloseg) October 19, 2019
Es evidente e innegable que se están produciendo actos violentos en Cataluña, pero los medios de comunicación españoles están, por un lado, trabajando en la generalización de estos actos para que se identifiquen con la mayoría pacífica y, por otro lado, están obviando la multitud de actos violentos de los agentes policiales para que la labor de estos quede impoluta. Ni lo uno ni lo otro guarda gran relación con la verdad.
El parte de guerra no deja lugar a dudas: dos agentes antidisturbios hospitalizados con un traumatismo craneoencefálico —uno de ellos muy grave— y un agente con un brazo roto por parte de la policía; y tres personas han perdido el ojo por proyectiles de la policía y una chica se encuentra grave con un traumatismo craneoencefálico producto de un proyectil de goma.
3. "A por ellos"
Los manifestantes se encuentran apostados tras varios cubos de basura cortando la calle. En ese momento irrumpen tres furgonetas policiales a gran velocidad. Los manifestantes van a ser arrollados y huyen despavoridos. Las furgonetas se llevan por delante los contenedores y arrollan a uno de los manifestantes, quizás despistado. La escena es absolutamente incomprensible.
No se trata de permitir actos violentos, pues ante estos ya se asume que la actuación policial es necesaria, pero pareciera que el Gobierno socialista apostara decididamente por la violencia y la fuerza en lugar de intentar resolver el problema. Pareciera que el Estado español pretendiera ganar una guerra. Esa lógica ha sido mostrada con claridad por Pedro Sánchez, que ha llegado a rechazar hablar por teléfono como Quim Torra, presidente de la Generalitat, argumentando que este no ha condenado la violencia. Lo ha hecho sin condenar él los actos violentos policiales.
Otra pista sobre la lógica bélica la encontramos en la visita de Pedro Sánchez a Barcelona para apoyar a los heridos: solo visitó a los policías heridos. A los de su bando, a los de su ejército. El resto son enemigos, aun obviando que son ciudadanos suyos.
De no existir esta lógica, de pretender España resolver el problema, lo primero sería sancionar, investigar y expedientar de forma inmediata a todos los agentes policiales que hubieran cometido cualquier acto violento. Perseguirlos con la misma energía que se persigue a los violentos, ni más ni menos, pues tomar medidas ante actos violentos enviaría un mensaje contundente a los policías: contención y moderación. Sin embargo, ignorar los actos violentos de estos está enviando justo el mensaje contrario: ¡A por ellos!.
Càrregues policials a Via Laietana mentre els manifestants estaven asseguts pacíficament a terra. #VagaGeneral18O#SpainIsAFascitStatepic.twitter.com/hwlGQdSkvW
— Gemma (@Gemmajhb) October 18, 2019
4. "Tira para allá"
"¡Tira para allá!", ordenan varios policías, algunos sin protecciones antidisturbios, a una mujer con una bandera independentista cuya actitud nada tiene que ver con la violencia. Inesperadamente, uno de los agentes la empuja con gran fuerza y la mujer cae al suelo. Ella se levanta e intenta responder a la incomprensible agresión, pero sus compañeros la detienen. Todos los manifestantes con actitud pacífica. Uno de ellos pide calma a los agentes, le empujan y le aporrean repetidamente. Se detiene y les pide otra vez con gestos que piensen. Que se tranquilicen. Le aporrean de nuevo. Otro de los compañeros, estupefacto, se lleva el dedo índice a la sien protestando por la falta de cordura de los agentes. También le aporrean.
A estas alturas, no hace falta ser muy perspicaz para percatarse que los catalanes independentistas, que superan los dos millones, no van a desaparecer por muchas veces que se les empuje y aporree, sino que con la lógica bélica, con los empujones y los porrazos, cada día serán más. Como mayor será la herida abierta en Cataluña con cada acto policial violento que quede impune.
Brutalitat policial a cara descoberta, gravada fa uns minuts per @adrisantaa, periodista de @rac1. pic.twitter.com/efZr3c1cUp
— Albert Lloreta (@AlbertLloreta) October 18, 2019
El Partido Socialista ha tenido la oportunidad de diferenciarse con nitidez del Partido Popular en la actuación en Cataluña y apostar por la negociación de un referéndum que solucionara el problema. No ha sido, el Partido Socialista ha vuelto a demostrar que en esencia, en cuestiones de Estado, es igual que el Partido Popular.
5. Una imagen representativa
A plena luz del día un agente antidisturbios agarra por el cuello a un manifestante con una bandera independentista que porta en forma de capa y le golpea contra la pared. Le aporrea para que se arrodille. Lo hace. Su actitud es pacífica en todo momento. Las palmas de las manos abiertas así lo demuestran. De rodillas, cubriéndose la cabeza con el brazo izquierdo, el policía vuelve sobre él y le arranca con violencia la bandera independentista y la arroja al suelo junto a otra bandera que también yace despojada de su dueño.
En la guerra, arrebatar la bandera del enemigo tiene gran valor simbólico, por ello esta actuación policial, sin ser la más violenta, quizás sea seguramente la más representativa. La componente ideológica y el odio bélico es claramente perceptible. No se violenta tanto por lo que se hace como por lo que se porta, por lo que es, por ser independentista.
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