En el nuevo episodio de 'Conversando con Correa', el expresidente ecuatoriano entrevista al filósofo y politólogo Alexánder Duguin, conocido por su visión euroasiática y cuarta teoría política. El pensador ruso afirma que hay que negarle al mundo occidental el derecho a imponer un modelo universal de teoría política y cree que el pueblo latinoamericano, al igual que el ruso, debe buscar su propio modelo de visión política.
Duguin compartió con el exmandatario de Ecuador sus observaciones sobre el conflicto ruso-ucraniano, al que considera un "enfrentamiento entre Rusia y el Occidente colectivo", provocado por naciones occidentales debido a las diferencias ideológicas con Moscú. "Occidente no aceptó en su civilización a Rusia, porque veía una diferencia con la civilización occidental", explica.
Sostiene que la expansión de la OTAN y la integración de algunas repúblicas exsoviéticas al "sistema occidental hostil a Rusia" fue lo que desencadenó el conflicto, que, en su opinión, "es imposible simplemente detener" mientras en Eurasia —donde vive gente con cultura y tradición rusa— exista un país "radicalmente" contrario a Rusia.
Sobre la idea de poner fin al conflicto bajo la hipótesis de que Kiev prometiera no entrar nunca en la Unión Europea ni en la OTAN, el pensador ruso señala que no se puede confiar en Ucrania ni en Occidente, ya que anteriormente incumplieron sus promesas y violaron acuerdos.
"Mientras exista la posibilidad potencial de que Ucrania se convierta en lo que es hoy, es decir, una formación antirrusa y radicalmente nacionalista", las dudas permanecerán, argumenta Duguin, explicando la necesidad de Rusia de asegurarse de que Ucrania no sea una amenaza "hasta que haya un presidente prorruso o un presidente neutral" con quien se pueda construir y mantener relaciones. "Por eso creo que, lamentablemente, no hay confianza en Ucrania".
Un mundo multipolar
Correa recuerda que, después de la caída del Muro de Berlín, el académico Francis Fukuyama declaró el 'fin de la historia', asegurando que el mundo se dirigiría hacia un "Estado homogéneo universal". Este concepto fue previamente introducido por el filósofo Alexandre Kojève y era "básicamente era un sistema de democracia liberal y capitalismo liberal consumista", apunta el exmandatario.
Duguin explica que Kojève se apoyó en Hegel para desarrollar su concepto, pero subraya que para el filósofo alemán el 'fin de la historia' era el Estado, mientras que para Kojève y Fukuyama era la creación de una sociedad civil y "seguramente ese sea el problema", puesto que Hegel "entendía perfectamente" que una sociedad civil es una "fase temporal" a la que debe seguir la creación de mega-Estados con una idea y una cosmovisión concreta, que "competirían entre sí para ver qué idea es más fundamental, más universal".
El académico ruso considera que lo que hoy ocurre en el 'mundo multipolar', como el surgimiento de los BRICS, es una muestra de que "los Estados-civilización serán los verdaderos polos del mundo multipolar". Según él, estos "nuevos actores de las relaciones internacionales", que ya no son Estados-nación como antes, sino "civilizaciones emergentes", son la prueba de que "la predicción de Fukuyama de que el mundo iría hacia un Estado homogéneo universal fracasó".
En este sentido, Duguin insta a "negarle a Occidente, sobre todo al Occidente liberal, al Occidente como tal, el derecho al universalismo". Para el filósofo ruso, en un mundo multipolar, todas las civilizaciones deben repartirse "el derecho a tener sus propios valores" y "seguir su propio camino". El profesor destaca que actualmente no existen valores universales y que "lo que hoy es un ejemplo de valores universales es un modelo colonial de la expansión de la cultura occidental".
Desde el punto de vista de Duguin, la civilización latinoamericana, de manera similar a como lo están haciendo la rusa, la china y la india, también debe elaborar "su propia teoría política" que provenga de su cultura. Tal teoría "seguramente no coincidirá ni con la rusa ni con la china ni con la islámica", sino que "será producto de la libre imaginación política", constituyendo un "modelo propio de visión de mundo", concluye el pensador ruso.
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