Ruanda: Feminista de casualidad
Luego del genocidio de 1994 en Ruanda, donde murieron alrededor de un millón de personas —en su mayoría pertenecientes a la minoría tutsi—, la población femenina de aquel país africano supera ampliamente a la cantidad de hombres. Así, esa nación modificó su cosmovisión y el sexo femenino es protagonista para lograr el resurgir de un territorio que todavía intenta superar los tiempos de matanza y odio étnico, cuyo contexto se ve reflejado en el documental 'Ruanda: Feminista de casualidad'.
Actualmente, el Parlamento local está conformado por mujeres en un 64%, situación que indica que la representatividad femenina está directamente relacionada a las características sociales, al menos en cuanto al género. Al mismo tiempo, el Gabinete de ministros tiene un 40% del sexo femenino en cargos públicos, mientras que la Corte Suprema cuenta con el 43% de ellas, una circunstancia poco habitual en el resto del mundo.
"La igualdad de género es una realidad que vivimos, sentimos y vemos", expresa la ministra de Género y Promoción de Familia, Esperance Nyirasafari. Asimismo, reitera: "Es una realidad. No es un deseo, no es un sueño. Las estadísticas lo confirman".
Dificultades persistentes
No obstante, algunas estadísticas recientes sobre las mujeres de Ruanda no son tan alentadoras. Por ejemplo, el 70% de ellas no termina la escuela secundaria y a muchas les resulta muy difícil conseguir un trabajo, como visualiza el proyecto audiovisual.
"Antes del genocidio de 1994, Ruanda se caracterizaba por todo tipo de discriminación étnica, racial y hasta de género", repasa la funcionaria. A su vez, recuerda que "las mujeres sufrían mucho".
Según muestra el trabajo periodístico, a partir de 2009 el Estado creó un sistema de centros de atención para la violencia de género llamados 'One Stop' (Una Parada), donde las víctimas pueden pedir asistencia. Hoy, hay 44 establecimientos en el país destinado a ayudar a mujeres violentadas y desde que se lanzó este programa, los casos de ataques registrados se habrían reducido en un 30%.
Sin embargo, a pesar de los avances, la violencia de género en los hogares o ambientes de trabajo sigue estando presente. A su vez, las vulnerabilidades de Ruanda y su difícil mercado laboral dificultan el bienestar económico de gran parte de la sociedad. Por ahora, es un país en reconstrucción, y muchas mujeres se hacen cargo de la tarea.