Trump está celoso. Geopolíticamente hablando, claro está. Y es que los recientes encuentros entre varios de los líderes del multipolarismo en China hicieron que el mandatario sienta que tanto él como el país que preside poco a poco van hundiéndose en la irrelevancia. Sensación que, mirando hacia el futuro inmediato, no va del todo desencaminada.
Pataleta online
Uno de los peligros de las redes sociales es que dejan a la vista de todo el mundo actitudes que antes pertenecían al ámbito familiar o privado, tales como despechos exageradamente melodramáticos, rencores inmaduros, malcriadeces infantiles y demás reacciones emocionales patológicas. Algo doblemente peligroso cuando quien expone impúdicamente sus más descarnados sentimientos en 'posts' públicos no es una vecina o compañero de trabajo, sino 'the president of the USA'. Y es que Donald Trump reaccionó al desfile por el 80.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial y la invasión japonesa contra China como lo haría un adolescente despechado al comentar en redes bajo el posteo de su expareja con su nuevo amor.
El presidente estadounidense exigió que Xi Jinping agradeciera a Washington en su discurso con motivo del fin de la Segunda Guerra Mundial y la invasión japonesa contra China, tal como hacen esa clase de personas que cuanta más atención pierden, más la reclaman. En el mismo posteo, siguiendo ese impulso irrefrenable de tipo emocional-hormonal, Trump pidió sarcásticamente al líder chino que saludara de su parte a Vladímir Putin y Kim Jong-un "mientras conspiran contra EE.UU.".

Pocos días después, el mandatario volvió a incursionar en el contradictorio idioma del despecho, lenguaje de sobra conocido en el que un "que te vaya bien con tu nueva pareja, yo ya te olvidé", significa exactamente lo contrario. Así, a cualquiera que haya llorado alguna vez por un amor perdido le quedará clarísimo cuál es el sentir geopolítico de Trump cuando escribió lo siguiente en Truth Social: "Parece que hemos perdido a India y Rusia en favor de la más tenebrosa y oscura China. ¡Que tengan un largo y próspero futuro juntos!"
A estas alturas de mi vida he sabido o sido testigo de todo tipo de reacciones inmaduras en redes entre colegas, familiares, conocidos y amistades, pero pocas como estas, sinceramente. Los posteos, además, se dieron después de varios días en los que la prensa comentaba la extraña desaparición mediática de Trump, llegando a especular que estaba gravemente enfermo o incluso muerto. Y sí, a su manera estaba muerto… pero de celos.
Motivos no faltan: lo de Asia fue en serio
Sin pretender justificarla, esta pataleta pública del presidente estadounidense se produjo tras varios días en los que Trump sin duda debió sentirse desconsoladamente solo y desamparado. Porque el desfile en Pekín vino precedido de una serie de encuentros entre líderes mundiales multipolares en los que el Norte Global en general y el mandatario en particular pintaban menos que Netanyahu en un foro de derechos humanos.
Por ejemplo, la 25.ª cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), celebrada en la ciudad de Tianjin, en la que participaron los líderes de sus diez miembros, entre ellos Rusia, China, India, Irán, Bielorrusia y Pakistán.
En el marco del encuentro, Xi Jinping abogó por la creación de "un sistema de gobernanza global más justo y equitativo" con el que avanzar "hacia una comunidad de futuro compartido para la humanidad", iniciativa basada en los principios de soberanía de los Estados, en la legalidad internacional sin dobles raseros ni imposiciones, en el multilateralismo en la toma de decisiones de alcance global y todo ello con el ser humano en mente a la hora de implementarlas.
Trump volvió a lanzarse tremendo búmeran a la cabeza, fortaleciendo el ya sólido eje rusoindio y, como extra en su autogolpe involuntario, colaborando en fomentar la alianza sinoindia
En el marco de la cumbre, además, se dieron numerosos encuentros bilaterales y alguno que otro trilateral que, probablemente, alborotó el frágil estado emocional que Trump reflejaría pocos días después en forma de aquellos 'posts' en Truth Social.
Si recuerdan, poco antes de la cumbre de la OCS, el presidente estadounidense había anunciado aranceles contra la India, aduciendo que compraban mucho petróleo ruso, lo que tensó las relaciones entre Washington y Nueva Delhi. En ese contexto, no pasó para nada desapercibido el hecho de que, en Tianjin, Vladímir Putin y Narendra Modi llegaran juntos y tomados de la mano a su encuentro con Xi Jinping. El mensaje fue tan claro que hasta Marco Rubio debió de entenderlo y obvio, sin duda, no gustó demasiado en la Casa Blanca.
Y es que en su empeño por debilitar a los BRICS y el mundo multipolar, Trump volvió a lanzarse tremendo búmeran a la cabeza, fortaleciendo el ya sólido eje rusoindio y, como extra en su autogolpe involuntario, colaborando en fomentar la alianza sinoindia, que por diversos motivos hasta ahora venía mostrándose algo impredecible.
Como si en Washington no tuvieran suficientes preocupaciones, también en el marco de estos encuentros, Rusia, China y Mongolia firmaron un memorando para la construcción de dos gasoductos que suministrarán 50.000 millones de metros cúbicos anuales de gas ruso al gigante asiático, un ganar-ganar que fortalece la alianza entre Moscú y Pekín en uno de los aspectos que más preocupan al Occidente Colectivo: el energético.
Símbolos patentes, mensajes claros
Y así se llegó al día del desfile, con decenas de representantes de la multipolaridad en pleno despliegue de amistad y armonía, mientras, en su soledad, Trump se enfrentaba a la certeza de que tal vez pueda seguir ninguneando a la Unión Europea y a un puñado de gobiernos abiertamente pro-gringos, pero el resto del planeta ya marcha en otra dirección.
Al igual que Rusia hace unos meses, en estos días China conmemoró el 80 aniversario de la victoria de su heroico pueblo ante el fascismo (en su caso, llegado desde Japón y no desde Alemania). Un evento histórico que contó con la presencia de jefes de Estado y de gobierno y altos representantes de casi todo el Sur Global y también vino cargado de simbolismos como la entrada, justo al iniciar el acto, de Xi Jinping flanqueado por Vladímir Putin y Kim Jong-un. Otro momento altamente simbólico que fue muy comentado tanto en redes como en medios debido al mensaje geopolítico que contiene, tan obvio como contundente.
Lo sucedido en China en días recientes simboliza a la perfección el ocaso irreversible del mundo unipolar y el desplazamiento del centro geopolítico hacia otros puntos del planeta, lejos de Washington
Cabe reseñar que, en mayo, en el Desfile de la Victoria en Moscú, con el presidente de Rusia ejerciendo de anfitrión y el líder chino como invitado, Xi estuvo sentado junto a Putin durante el evento. Como pueden ver, cortesías mutuas muy cargadas de significado.
Sin duda fue esta serie de sucesos a lo largo de varios días lo que provocó la publicación algo alterada de Trump, que su equipo de asesores no supo o no pudo impedir. Publicación que, al igual que ocurre en muchos 'posteos' por despecho sentimental, demuestra que cuando alguien dice que algo no le preocupa en absoluto y a la primera oportunidad comenta sobre ese 'algo' en tono cáustico, es que más que preocuparle, directamente no logra superarlo. Despecho que no es una sensación personal de Trump exclusivamente, sino de cualquiera con la capacidad para darse cuenta de lo que está sucediendo en el mundo.
Y es que lo sucedido en China en días recientes simboliza a la perfección el ocaso irreversible del mundo unipolar y el desplazamiento del centro geopolítico hacia otros puntos del planeta, lejos de Washington y ni qué decir ya a qué distancia de Londres o Bruselas.
La buena noticia es que parece que en el Norte Global ya empiezan a ser conscientes de la cercanía de esa nueva realidad. La mala, es que todavía no han hecho todo lo que están dispuestos a hacer para tratar de impedirla.
El presente texto es una adaptación de un video realizado por el equipo de '¡Ahí les va!', escrito y dirigido por Mirko Casale.