Opinión
Opinión
Ociel Alí López
Es sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Ha sido ganador del premio municipal de Literatura 2015 con su libro Dale más gasolina y del premio Clacso/Asdi para jóvenes investigadores en 2004. Colaborador en diversos medios de Europa, Estados Unidos y América latina.
Occidente necesita el petróleo venezolano y las medidas impuestas están atentando más contra Europa y EE.UU., que contra el propio Gobierno venezolano, quien sobrevivió a los peores años de ataques y presiones.
Los próximos meses serán cruciales para que se proyecte como un mandatario "presidenciable" o como un nuevo fracaso de las gestiones derechistas.
Habrá que ver cuál de las dos caras predominará en el gobierno mileísta: la más radical, que le hizo famoso, o la moderada, que le permitió ganar las elecciones.
La renuncia de Milei a hablar ciertos temas, el cansancio que expresaba y las respuestas ineficaces muestran un candidato muy diferente al que vimos en la primera vuelta en Argentina.
El candidato ultraderechista va a la discusión pública con flancos muy abiertos, con alianzas que pueden percibirse como responsables de la actual crisis económica.
Se evidencia una región mucho más unificada en torno a un tema común que le afecta, aunque no directamente, sí en sus cimientos ideológicos.
El ministro de Economía de Argentina convoca a una gran alianza que ponga coto a los intentos de la extrema derecha neoliberal de hacerse con el gobierno.
Con el triunfo en las primarias, aparece de manera oficial en Venezuela el radicalismo de derecha.
La formación política siempre ha mantenido el carácter popular y eso le ha dado un nuevo triunfo, improbable hace pocos días cuando pronosticaban su extinción.
El gobierno venezolano se consolida nuevamente como un actor de peso internacional, después de varios años de satanización y exclusión radical.
El correísmo debe reinventarse y lograr grandes alianzas, coaliciones o empatías con otros sectores de izquierda y del progresismo popular que no le han apoyado en las últimas ocasiones.
El correísmo tiene grandes escollos que vencer, como la política criminal de las élites que han demostrado hacer lo que sea necesario para que Luisa González no gane.