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Amenazas, soberanías y alternativas: ¿Quién teme al fin del dólar?

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Amenazas, soberanías y alternativas: ¿Quién teme al fin del dólar?

El presidente de EE.UU., Donald Trump, se mostró muy interesado y siguió de cerca la Cumbre de los BRICS que tuvo lugar en Río de Janeiro esta semana.

El domingo, en el arranque de la cita, Trump amenazó con aumentar en un 10 % los aranceles a las exportaciones de cualquier país que se asociara al grupo, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados. De hecho, en ocasiones anteriores, ya había advertido la posibilidad de imponer tarifas del 100 %. Si lo comparamos con los ultimátums dirigidos a países aliados, como los de la Unión Europea —que han superado el 25%—, este nuevo anuncio ni siquiera parece escandaloso.

El lunes, Trump redobló la apuesta con un nuevo y enfurecido discurso, esta vez dirigido al anfitrión de la cumbre, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Lo acusó de perseguir a Jair Bolsonaro, el expresidente de ese país que perdió las elecciones de 2022 frente al líder izquierdista.

Bajo Trump, EE.UU. ha dejado de autoproclamarse paladín del modelo de "democracia liberal" para, en cambio, promover caudillismos populistas de derecha en diversas regiones del mundo. Eso es justamente lo que encarna Bolsonaro: una política de tinte supremacista inspirada en el 'trumpismo'.

Los seguidores del bolsonarismo protagonizaron en enero de 2023 un violento asalto al Palacio de Planalto —sede del poder legislativo—, un episodio que recuerda inevitablemente al ataque al Capitolio en Washington, perpetrado dos años antes por simpatizantes del propio Trump. Hoy, Bolsonaro enfrenta una investigación que podría acarrearle hasta 40 años de cárcel. Desde Washington, Trump lanzó una amenaza velada: "Vigilaré muy de cerca la caza de brujas contra Bolsonaro, su familia y sus miles de seguidores". 

Con sus ataques a los BRICS, Trump intenta restaurar un orden unipolar. No solo amenaza a gobiernos que buscan comerciar con monedas propias y salirse de la órbita del dólar, sino que también deja claro que su visión del liderazgo estadounidense ya no se basa en la vieja fórmula de la "democracia liberal", sino que ahora apuesta a un esquema en el que Washington se sigue asumiendo como la "principal potencia" y "dueña del mundo". 

Bajo Trump, EE.UU. ha dejado de autoproclamarse paladín del modelo liberal para, en cambio, promover caudillismos populistas de derecha no solo de América Latina, sino del mundo. Ese es justamente lo que encarna Bolsonaro: una política de tinte supremacista inspirada en el 'trumpismo'.

El espaldarazo a Bolsonaro no es solo un gesto hacia el expresidente acusado de intentar un golpe de Estado; también es una validación del nuevo modelo de "populismo autoritario" con formato "antiliberal". Es el aplauso a quien apueste por esquemas más represivos, autoritarios y envalentonados de derecha, como los que se han implantado con éxito en algunos países, inspirados en el trumpismo.

Durante este siglo, especialmente bajo gobiernos demócratas, EE.UU. fue cauteloso a la hora de apoyar abiertamente golpes de Estado o atentados contra la democracia. Aunque a veces los avalaba entre bastidores, al menos mantenía una fachada diplomática. Esa postura está cambiando. El respaldo a Bolsonaro es, en los hechos, una forma de darle luz verde a cualquier intento de socavar el orden democrático, como el que Trump alentó el 6 de enero de 2021 en el Capitolio.

Por eso Lula respondió con firmeza, como anfitrión, organizador del evento y principal aludido: "No necesitamos un emperador. Somos países soberanos". Parece evidente que Trump buscaba socavar la Cumbre de los BRICS, cuyo posible desenlace podría, a mediano o largo plazo, debilitar el pilar central del poder estadounidense: el dólar.

¿Antiamericanismo o antidolarismo?

Pese a la visible incomodidad de Lula, los demás líderes de los BRICS no respondieron con la misma dureza. Prefirieron moderar el tono y evitar un enfrentamiento directo con Trump, negando cualquier "antiamericanismo", como él lo llamó. Y es que para los BRICS no se trata de un choque retórico, sino de un proceso más estratégico: desplazar lentamente el dólar del centro del comercio internacional.

Tal vez por eso la idea de una moneda común fue descartada en esta edición de la Cumbre en Río. En lugar de optar por un diseño complejo y difícil de implementar, como el de una "moneda única" entre todos los países BRICS, se optó por una vía más pragmática: fomentar el comercio bilateral o multilateral usando las monedas nacionales de los países miembros o asociados. Un enfoque menos rupturista, pero más realista y progresivo.

Para los BRICS, no se trata de un choque retórico, sino de un proceso más estratégico: desplazar lentamente el dólar del centro del comercio internacional.

El presidente ruso, Vladímir Putin, lo expresó con claridad durante su intervención: "Todos somos testigos de que el modelo de globalización liberal se ha vuelto obsoleto".

En medio de tantos desacuerdos, emergen ciertos consensos: algunos rechazan la democracia liberal, otros simplemente constatan que la globalización liberal está en decadencia. Tanto unos como otros parecen coincidir en que está naciendo un nuevo orden mundial. Las cartas están sobre la mesa: unos empujan hacia la restauración de la unipolaridad, otros hacia un modelo menos hegemónico.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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