La gran diversidad cultural de América Latina queda también guardada de los nombres de sus pueblos, municipios y ciudades. Algunos causan gracia o sonrojo, mientras que otros recuerdan viejas disputas que traspasaron su tiempo.
A continuación, se presenta una lista de lugares ubicados en países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela, que cualquier viajero debería incluir en su agenda, si le gustan las experiencias fuera del turismo más comercial.
Argentina: Venado Tuerto
Un nombre que destaca por su particularidad es Venado Tuerto, una ciudad en el departamento de General López, en la provincia de Santa Fe.
En la página del gobierno de la ciudad, se relata que en la zona rural que bordea la laguna El Hinojo pastaba un venado al que le faltaba un ojo, supuestamente tras un ataque de indígenas. Cuando el ciervo aparecía, los soldados que buscaban exterminar a los habitantes originarios, sabían que estaban cerca.
A pesar de la ayuda que pudo haber prestado, finalmente el ciervo fue cazado y como "recompensa", bautizaron con su topónimo al lugar.
Otra interpretación apunta a que los araucanos llamaban a esa área 'Traumá Trüli' (Tuerto venado), porque así se denominaba una laguna cercana.
Brasil: No me toque
Como una advertencia para los visitantes surge la denominación del municipio brasileño Não-Me-Toque (No me toque, en español), que se encuentra en el estado de Río Grande del Sur, a 514 metros sobre el nivel del mar.
Sobre la razón de este nombre que parece una prohibición para los curiosos, Sandra Cunha, autora del libro 'No me toque en el rastro de su historia', publicado por la autoridad municipal en su página web, dice que hay dos versiones.
Una de ellas sería la existencia de una planta cuyo nombre científico es 'dasyphyllum spinescens', compuesta por un arbusto de tronco corto y recubierto de espinas. Popularmente, se le llama Sucará, Espino de San Antonio o No me toque. La otra versión sería la extensión del nombre de una hacienda establecida en el siglo XIX al actual territorio.

Para quienes no tienen siempre todo claro, se encuentra, también en el país suramericano, el municipio 'Lagoa da Confusão' (Lago de la Confusión, en español), situado en el estado Tocantins, creado en 1989. Según se explica en la Guía sobre Brasil, décadas atrás, en 1933, cuando arribaron al lugar los primeros pobladores vieron una "inmensa laguna azul", que estaba bordeada por sierras y zonas pantanosas, lo que hizo que les costara llegar al sitio.
Chile: Peor es nada
En la región del Libertador General Bernardo O'Higgins, fronteriza con Santiago, se encuentra un lugar al que pareciera que se llega porque no hay más opción. Se trata del poblado de Peor es nada, que está entre las comunas de San Fernando y Chimbarongo.
La génesis del nombre esa localidad se puede hallar en el siglo XIX. Y es que según se cuenta, tras la muerte de los patriarcas de la pudiente familia Sánchez Echegaray se hizo la repartición de la herencia. Eulalia Sánchez Echegaray, la hija menor, exclamó con cierta resignación "peor es nada" al saber que le tocaba el lote de tierras que en la actualidad es una población rural que no supera los 1.900 habitantes.

Colombia: Malagana y Evitar
El conflicto de dos poblados quedó eternizado en el nombre de los corregimientos colombianos Malagana y Evitar, ambos ubicados en el municipio Mahates, en el departamento de Bolívar.
Conforme lo que se conoce, décadas atrás, dos grupos en pugna tuvieron que dividirse territorialmente porque la situación se tornó irreconciliable, recoge la página Bolivarense.
Así surgió Malagana, el apelativo de quienes no estuvieron de acuerdo con dejar su tierra, y Evitar, el nombre del pueblo que prefirió que el conflicto no escalara.

Ecuador: Pueblo Arrecho
En la provincia de Manabí quedan dos lugares con nombres no aptos para los guardianes de la formalidad. Se trata de Pueblo Arrecho y El Placer del Culo.
El primero se llamaría así ante el casamiento temprano de sus habitantes. ¿La razón? En Ecuador y otros países de Suramérica un persona 'arrecha' está bajo el influjo de una profunda excitación sexual.
En cuanto al segundo, que queda en el cantón 24 de Mayo, su denominación se debería a que un campesino solía observar furtivamente a una mujer que solía bañarse en un estero. Al referirse al lugar, escogió la parte del cuerpo de la desconocida que más le llamaba la atención, relata El Comercio.
México: La Chingada
Si un hablante mexicano quiere que su receptor se esfume, probablemente lo mandará a que se vaya muy lejos, es decir, a la chingada. Sin embargo, aunque no se sepa dónde queda con exactitud ese lugar, sí hay registro geográfico de La Chingada, en el estado de Veracruz.
La Chingada es una localidad que se encuentra en el municipio de Perote y que solo cuenta con varios miles de habitantes, muchos menos de los que han sido enviados a ese lugar durante una discusión.
Según un artículo de The Clinic, "La Chingada no es un lugar sin tiempo ni sitio, lejano a la distancia. Está en el estado de Veracruz, a orillas del volcán Cofre de Perote: casi escondida por la niebla y bordeada por cerros pequeños".

Esta localidad no debe confundirse con la quinta 'La Chingada', que es el lugar de retiro del expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en Palenque, estado de Chiapas.
Perú: La laguna de las Momias
Aunque suene a 'thriller', en el departamento de Amazonas, en Perú, se encuentra La laguna de las Momias.
En un cerro cercano a ese cuerpo de agua, entre 1996 y 1997, se encontraron restos funerarios. El responsable del hallazgo fue el Instituto de Arqueología Amazónica, con el doctor Federico Kauffmann al frente, según Historia Peruana.
Kauffmann afirmó que en la zona había "seis estructuras de barro y piedra con mampostería coloreada colocadas una a continuación de la otra (...) en el interior se hallaban hacinados cerca de un centenar de fardos funerarios. Junto a las momias se encontró cerámica, tallas de madera, tejidos, quipus, adornos personales y objetos de uso ritual".

Venezuela: Perro Seco
Es paradójico que el barrio Perro Seco, en Ciudad Bolívar, tenga al caudaloso río Orinoco en frente. Según el blog Ciudad Bolívar a Grandes Rasgos, a finales del siglo XVIII, un hombre mulsulmán o judío, que era "flaco y desgarbado", habitaba en una vivienda donde también residía un artesano.
Cuando la gente requería los servicios del artesano, decía que lo fueran a buscar a la casa de 'Perro Seco', que con el tiempo le otorgó el nombre al sector. El alias, conforme a esta versión, se debe a que los españoles llamaban "perros" a los musulmanes y judíos.
